Son recomendables actualmente sobre todo allí donde no se pueden colocar compactas de bajo consumo, como en baños y pasillos (las CFL no aguantan bien apagados y encendidos frecuentes o lugares con bajas temperaturas como garajes):
- La tecnología LED es de muy bajo consumo, con un ahorro del 80-90% con respecto a las incandescentes y mejorando año a año.
- Ecológica; sin Mercurio ni materiales contaminantes, no emite UV ni infrarrojos.
- Para toda la vida: Duración entre 20.000 y 50.000 horas, dependiendo de la calidad de la lámpara y sus LED.
- Luz instantánea, tan rápida como la incandescente o halógena.
- Pueden apagarse y encenderse tantas veces como se quiera sin reducir su vida útil.
- Debido a su formato semiconductor, soportan perfectamente vibraciones y golpes; seguirá funcionando aunque se rompa la carcasa, al contrario de las otras tecnologías.
- Con más lúmenes por cm2 que las halógenas y CFL, y de menor consumo, tienen gran capacidad para miniaturizarse (linternas, televisores, etc).
- Luz uniforme y sin sombras en la zona iluminada, disponible en blancos cálidos o puros, o de todos los colores, a gusto del consumidor.
- Diseño sólo limitado por la imaginación gracias a su tamaño compacto y baja temperatura de los LED; la posibilidad de repartir las fuentes de luz como queramos por la lámpara permite diseños innovadores integrados en el ambiente; son válidos para cualquier tipo de uso.
- Al igual que en las CFL, algunos modelos pueden regularse fácilmente variando la intensidad eléctrica aplicada con un regulador. Muy útiles para entornos en los que deseamos una luz dinámica adaptable al entorno (por ej., podríamos programar con Arduino una luz ambiental que se adaptara a la luz que entra por las ventanas, o a la presencia humana, iluminando más allí donde están las personas).