Tengo calor y me encanta.
Me encanta arriesgarme contigo,
salir a la intemperie,
y mojarme con la lluvia.
Lluvia que cae por mi piel,
en gotas puras, inmaculadas,
por la comisura de mis labios,
deslizándose por mi barbilla,
para, inexorablemente,
morir en el suelo.
Y en ese momento lo único que deseo,
es abrir mi boca,
deseoso de sentir la choiva
caer sobre mi lengua,
caliente en este caluroso agosto.
Tu lluvia me calma, me llena,
y entre relámpagos,
pierdo la calma,
mi corazón exaltas,
y en plenitud, bajo la lluvia,
los dos, calados los huesos,
en fuerte abrazo,
morimos fulminados,
descargada la tormenta
de energías negativas.
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