Gotas de lluvia resbalan por tu mejilla,
gotas perfectas que delatan tu agonía.
Lo que daría yo por frenar su caída,
consolarte en un abrazo,
y con una sonrisa,
devolverte la alegría.
Dime por qué lloras, vida mía,
qué aflige tu corazón,
y llena de lluvia mi hombro,
quién de aflicción te llenó el día,
dime,
para que pueda cambiar esta situación,
y a tu pena darle fin.
Es la película, me dices,
son lágrimas de alegría;
los protagonistas amor puro se tenían,
y juntos estar no podían.
Pero mi niña, ya sabes,
cómo me afecta verte llover,
y no poderte hacer feliz.
No me tengas así ni un momento,
que no quiero ver caer por tí el líquido elemento,
sin saber la razón de tu sufrimiento.
Cada vez que la tristeza llame a tu puerta,
sonríe, apaga las luces y dame un abrazo,
y verás cómo se marcha a otro lado.
Sólo quiero verte feliz,
porque tu felicidad es la mía,
y si tus lágrimas son de alegría,
déjame que te acompañe con las mías,
verás cómo al final la pareja unida termina.
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