Últimamente, con la reciente subida del petróleo, la búsqueda de alternativas para la producción de biocombustibles no cesa.
Hasta ahora se ha producido bioetanol para sustituir a la gasolina a partir de la separación de los azúcares que producen determinados cultivos como la caña de azúcar o la remolacha, que luego se fermentan utilizando encimas.
Sin embargo, como ha analizado el premio novel Paul Crutzen, estos procedimientos también producen CO2 en su recolección y conversión, y el balance entre la energía aprovechada y la consumida es muy poco positivo, haciendo el proceso costoso.
Otra forma de producir biocombustibles, y que no vamos a comentar, es a partir de plantas (como el girasol) para la producción de aceites que luego se destilan en reactores para fabricar biodiésel; un proceso donde el aprovechamiento de la materia prima es mayor, y con una producción de CO2 menor.
Los efectos perniciosos de derivar parte de la producción agrícola para biocombustibles
El aprovechamiento de campos que antes se dedicaban a la alimentación de la población para la producción de biocombustibles, junto con otros factores como el aumento de la demanda y la falta de agua, ha conllevado una escalada de los precios en la cesta de la compra.
Por otra parte, la tala indiscriminada en países como Brasil para la plantación de maíz para su exportación a EE.UU. y otros, reducen la masa forestal que antes fijaba parte del CO2 y reducía los efectos del cambio climático.
La solución: Producir etanol a partir de la celulosa de la madera
Científicos norteamericanos llevan años intentando sustituir la gasolina por biocombustibles, y parece que se está avanzando en la fabricación de etanol a partir de biomasa, mejorando el aprovechamiento de la energía de la materia prima un 60% sobre la extraída del maíz, por ejemplo.
Gracias a determinadas encimas (como las presentes en los cuerpos de las termitas) se puede hidrolizar químicamente la celulosa en azúcares, que luego pueden ser fermentados para la producción de etanol.
Científicos como Ken Vogel han hecho cálculos, y las cifras son esperanzadoras: Un 80% menos de producción de gases de efecto invernadero que el producido a partir de maíz, y la producción de 5,5 unidades de energía producida por cada unidad de energía consumida en su producción.
Netamente positivo.
Y el coste de la producción de bioetanol no hace más que bajar según los procesos químicos y oferta van mejorando.
Sólo es cuestión de tiempo para que empecemos a ver en las calles circular coches híbridos con bioetanol como único combustible y baterías para la recuperación de la energía cinética.
Los coches de "combustible flexible", que utilizan indistintamente gasolina o una mezcla de gasolina y etanol, son ya una realidad a la venta.
Los beneficios de los árboles
Los árboles fijan la tierra y la convierten en una esponja que se llena cuando llueve y se va vaciando en períodos sin lluvia, frenando la erosión y reduciendo la evaporación del agua al convertir parte de la energía del sol en celulosa.
Son imprescindibles para la conservación de nuestros ríos; sin ellos el agua se va directamente al mar o se evapora.
Además tienen un papel fundamental en la extracción el CO2 del aire, ayudando a frenar el cambio climático.
¿Qué árboles utilizar?
Los bosques son fundamentales para la vida salvaje, y dependiendo del tipo de árbol que conforme un bosque, así será la vida que alberga. Los bosques con menos vida salvaje son los de árboles de hoja perenne, como los pinos, pues apenas tienen caída de hoja que alimente la tierra de nutrientes, y sus frutos no los pueden aprovechar los animales.
Muchos de nuestros bosques no son sostenibles si valoramos la calidad de su fauna, al ser de especies arbóreas utilizadas exclusivamente para su explotación maderera, sin embargo es mucho más beneficioso en términos medioambientales tener bosques, del tipo que sea, que campos dedicados a la producción de biocombustibles.
Un campo sostenible es aquél que mezcla la producción maderera con la producción de cultivos, en una proporción que dependerá del clima. Si es muy seco la única posibilidad son árboles que resistan los períodos secos, como el pino canario, un árbol de alto valor ecológico.
Referencias:
El etanol como biocombustible (Monografía)
Cambio climático en la wikipedia
Etanol celulósico (inglés)
La promesa de los biocombustibles celulósicos (ingles)
El etanol celulósico: ¿El próximo boom de los biocombustibles? (ingles) (castellano)
Proceso de producción del biocombustible (ingles)
No hay que olvidar tampoco que se puede utilizar el gas de madera, tal y como se uso en la epoca de la segunda guerra mundial, para mover maquinaria de campo, a partir de madera comun y corriente, con un proceso directo, con sus deficiencias, pero, como una opcion que es viable. Saludos desde la mejor frontera de Mexico
ResponderEliminar