La dulce e inteligente niña lloraba.
No podía entender lo que pasaba,
¿Cómo su padre no estaba más con ella?
Imploraba más tiempo, pero su padre,
desconsolado y perdido, sin encontrar una solución,
una salida, sólo tenía palabras tranquilizadoras para ella,
pero no había razones que su tristeza mitigaran.
Y él se alejaba, mientras se tragaba las lágrimas,
tratando de no pensar.
Esperando una vez más.
Esperando una vez más.
Pasaron los años con aquella rutina, y la niña,
ya menos dulce pero más lista,
sus lágrimas dejaron de brotar, pero también su amor,
quedando tan sólo un corazón desgarrado,
un alma rebelde y enfadada.
Madres con tesoros que no merecen,
hijos con padres que no aparecen,
distancias eternas, a veces insalvables,
que separan vidas y sueños,
dejando rotos el corazón y los bolsillos.
Oh injusticia! Oh crueldad!
¡Hasta cuándo vas a reinar!
Distancias que desgarran corazones.
Gritos apagados, impotentes, almas separadas,
Sinrazones e insensated dominando el mundo,
egoísmo, miras estrechas, comodidad, ceguera,
alejando a los padres de su propia sangre,
¡Por cuánto tiempo la palabra padre seguirá sin significar nada!
¡hasta cuándo seguirán pagando los hijos los errores de los padres!
¡hasta cuándo!
Oh injusticia! Oh crueldad!
¡Hasta cuándo vas a reinar!
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Ya en el siglo XXI y todavía la mujer sigue gozando de una prioridad muchas veces injustificable en caso de separación o divorcio, incluso en casos donde el padre estuvo tanto o más implicado.
Por que este siglo no termine sin que hombre y mujer sean iguales también en esto.
Inspirada en parte por Interstellar
Inspirada en parte por Interstellar
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