De nada sirve lamentarse. De nada. El tiempo dará la razón a los que la tienen. Siempre, siempre hay segundas oportunidades.
Al final tus convicciones deben guiarte, respetarte a tí mismo como respetas a los demás, y no te rías de nadie, a menos que ellos se rían de tí primero.
Muchas veces, cuando te pones a reflexionar sobre tí mismo (si tienes que hacerlo es porque no estás del todo bien; hay que admitirlo y empezar por ahí), descubres que acabas siendo egocéntrico y egoísta como el que más, casi sin quererlo. Porque al fin y al cabo, estás pensando sólo en tí, la mayor parte del tiempo que lo haces. Pero también es natural, permitidme mi minuto de gloria a lo Saray ;-).
¿Qué es lo más importante para mí?
- Reír, reír todos los días si es posible, afrontando el mundo con una sonrisa. Llevar siempre puestas las gafas de ver en positivo.
- Estar con los que te proporcionan sensaciones agradables y buenos sentimientos, y evitar a los que te producen lo contrario; rodearte de tus seres queridos.
- Leer más y ver menos la tele.
- Perseguir tus sueños con perseverancia, y disfrutar cada éxito por pequeño que sea.
- No escatimes en dar amor, aunque no sea recíproco. Es la droga más barata y saludable que existe; te sentirás mejor.
- Y por último, trabajar para poder vivir, invirtiendo en la naturaleza porque estarás invirtiendo en tí, y en tus hijos. ¿Qué mundo les dejaremos si no?
Aferrarme a esas convicciones y no soltarlas jamás. Éso es lo que hay que hacer. Evolucionar, adaptarse.
Y aquí dejo mis reflexiones de hoy, que es tarde.
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