Uno ya se había hecho a lo de coger las tijeras para cortar una de las lengüetas del cartón de leche, cuando de repente nos imponen otro sistema de apertura, más difícil si cabe, y al que hay que aplicar una fuerza sobre humana para abrirlo. ¿Y el sobrecoste que supone, para el usuario y el medio ambiente? (es un añadido de plástico al conjunto ya de por sí costoso de reciclar de cartón y aluminio).Parece ser que a la gente le va este tipo de apertura, ya que ha logrado imponerse, aunque hay dos tipos; el de la imagen tienes que retirar una lengüeta de aluminio tirando de ella (con el riesgo de que la mitad de las veces se rompe por donde no debe, y la otra mitad terminas tirando un poco del contenido) y la otra versión en la que es el tapón el que va perforando el aluminio al desenroscarse la primera vez (seguro que más de un@ no puede abrir el dichoso tapón).



