Días de cosecha
- Juan!!!! - gritaba la madre a su hijo, que otra vez se había quedado dormido - ¡¡Hay que levantarse, que la cosecha no espera!!
- Juan!!!! - gritaba la madre a su hijo, que otra vez se había quedado dormido - ¡¡Hay que levantarse, que la cosecha no espera!!
Juan, acurrucado bajo las mantas, intentaba desperezarse; los cinco minutos de relax antes de levantarse ya se agotaban. No le gustaba levantarse de un tirón; necesitaba algunos minutos en los que ir despertando poco a poco su cuerpo, machacado del día anterior.
Todas las primaveras y otoños era lo mismo, tenía que levantarse para ayudar a su familia en la recogida del trigo, que a tantas familias alimentaba.