La mielina es una capa de proteínas y lípidos, o grasas insolubles en agua, que se forma alrededor de los nervios. Esta capa tiene el contenido de colesterol más alto de todos los tejidos cerebrales. El alto contenido de colesterol permite que la vaina de mielina se envuelva firmemente alrededor de los nervios, actuando como un aislante y acelerando la transmisión de impulsos a lo largo de las células nerviosas.
George Bartzokis, autor principal del estudio y profesor de neurobiología en la Escuela de Medicina David Geffen de UCLA, explicó que el cuerpo humano está diseñado para producir mielina durante el período de vida natural. Sin embargo, los avances en la medicina han extendido la esperanza de vida más allá de la capacidad natural del cerebro para funcionar de manera saludable y eficiente. Según Bartzokis, este proceso de desarrollo del cerebro adulto y el envejecimiento tiene un aspecto negativo que la evolución no pudo anticipar.
Bartzokis y sus colaboradores han desarrollado un modelo de envejecimiento cerebral que considera al cerebro humano más como una red de alta velocidad que como una computadora. En este modelo, la calidad de las conexiones en la red es clave para su velocidad, fidelidad y capacidad general. Según Bartzokis, el estudio de los tejidos cerebrales indica que las conexiones cerebrales se desarrollan hasta la madurez y luego comienzan a declinar a medida que el deterioro de la mielina desencadena un efecto dominó destructivo.
El período de máxima capacidad cerebral en los humanos es bastante breve, según Bartzokis. El desafío para la ciencia y la medicina es encontrar formas de extender el rendimiento máximo del cerebro para que nuestras mentes puedan funcionar tanto como nuestros cuerpos. A medida que el cerebro continúa desarrollándose durante la vida adulta y se produce más cantidad y calidad de mielina, los niveles de colesterol en el cerebro aumentan y, finalmente, promueven la producción de una proteína tóxica que ataca el cerebro.
Esta proteína ataca la mielina, interfiere con la transferencia de mensajes a lo largo de las células nerviosas y eventualmente conduce a la formación de placas y "nudos" que luego pueden observarse en la corteza cerebral de los pacientes con Alzheimer. El nuevo modelo de desarrollo y degeneración cerebral sugiere que el mejor momento para tratar el deterioro inevitable de la mielina es cuando comienza, es decir, en la mediana edad. Para cuando los efectos de la enfermedad de Alzheimer se hacen evidentes en pacientes de 60, 70 u 80 años, ya es demasiado tarde para revertir el curso de la enfermedad.
El estudio señala que las terapias preventivas más prometedoras incluyen medicamentos que reducen el colesterol y el hierro, medicamentos antiinflamatorios, programas de dieta y ejercicio, y posiblemente la terapia de reemplazo hormonal para prevenir la menopausia en lugar de simplemente aliviar sus síntomas. Además, la educación y otras actividades que buscan mantener la mente activa pueden estimular la producción de mielina.