No era (ni es) raro que me descargara los últimos núcleos de Linux para compilarlos para disfrutar de esa o aquella mejora, sobre todo en el organizador de procesos (scheduler). Sí, suena un poco friki informático, pero después de haber estado tanto tiempo en el lado oscuro, en el que había que esperar años para ver mejoras en el escritorio, acabas más sediento de avances que si atravesaras el desierto de El Gobi de punta a punta.
Estas son, entre otras, las cosas de las que es capaz el escritorio de Linux (KDE) y que me maravillan diariamente (si lo comparamos con Windows):
- No necesitas utilizar ningún antivirus que ralentice tu sistema; casi no existen virus conocidos para Linux, esto, unido a un mínimo de precaución con internet y aplicar las actualizaciones te da gran seguridad.
- El ordenador va igual de rápido por muchos programas que instales y por mucho tiempo que pase (siempre que dejes algo de sitio libre en el disco duro), por lo que no es necesario reinstalarlo cada cierto tiempo como otros Sistemas Operativos de juguete.
- Los archivos se pueden abrir, borrar, copiar aunque los esté utilizando el sistema u otro programa o usuario (siempre que tengas los permisos necesarios); no necesitas reiniciar el ordenador para hacer una copia de seguridad completa; puedes ver las partes de un archivo de vídeo parcialmente descargado sin necesidad de hacer una copia de seguridad; etc (Debido a la filosofía Unix). De hecho podrías borrar TODO con este sencillo comando: rm -rf /(ejecutado como root). Lo más curioso es estar trabajando con una imagen, y sin cerrarla, poder moverla de directorio. No perderás nada.